Instalaciones: El hotel con 25 mil metros cuadrados y 93 suites de los 75 a 300 m2 cuenta con unas vistas inmejorables sobre el valle, la bahía de Altea y el Mar Mediterráneo de fondo. Situado también junto a un parque natural, es una de las pocas zonas sin urbanizar de la costa levantina. Todas las suites tienen terrazas y muchas incluso Yacuzzi al aire libre.
Precio: Y si todo es tan fantástico, ¿dónde está el truco…? Bueno, del precio no os he hablado, pero casi os dejo que lo descubráis vosotros en "NUESTRA AGENCIA". Os daré una pista, la habitación más cara vale 6.000 euros…. De todas formas tiene ofertas muy interesantes y recomiendo el hotel para una escapada romántica o de relax, siempre que tengan ofertas disponibles.
Spa Balneario: Más de mil metros de SPA con piscinas a diferentes temperaturas, bancos de masaje, chorros terapéuticos de diferentes tipos, sauna, terma romana (hirviendo), baño turco (bueno uno hervía y el otro no, pero la verdad no sé cuál era cuál). Fuente de hielo, camillas de masajes subacuáticas y todo el balneario rodeado de jardines zen.
¿Wellness Clinic? En el Sha combinan la nutrición macrobiótica con las terapias naturales. Michio Kushi es el padre de la macrobiótica moderna y actualmente es el director de terapias naturales del Sha.
Arquitectura: El conjunto de los cinco edificios unidos por puentes es obra del arquitecto uruguayo Carlos Gilardi, y el interiorismo de la interiorista Elvira Blanco Montenegro. Todo ello está rodeado de kilómetros de jardineras colgantes.
Mobiliario: Destaca la cuidada selección tanto del mobiliario de interiores, Joquer, Indartu… como los exteriores, principalmente de Gandía Blasco, aunque alguna papelera de IKEA tambien vimos. Éste es un detalle que nos hizo gracia, pero os aseguro que no es un hotel Ikea…, claro que tampoco lo son sus precios.
Comida Macrobiótica: La comida macrobiótica, pese a ser el leitmotiv del Sha, no me convenció mucho. El restaurante está basado en los principios de la macrobiótica moderna y fusiona la cocina mediterránea y japonesa, con un chef formado en la fantástica cocina de Ferran Adrià.
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